Description
¡Estas cosas sólo le pasaban a él! Cuando Tú, el marinero sin nombre, bajó al islote a estirar las piernas, se encontró con una sirena. Y no con una sirena cualquiera, no. Aquélla era una auténtica sirena Siruza. A Siruza no le gustaron las piernas peludas de Tú. A Tú no le gustaban las mujeres con cola de pez. Y sin embargo…
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